En la actualidad política española, el mandato de Pedro Sánchez ha estado marcado por una creciente polarización, en la que su liderazgo se ha enfrentado a desafíos que trascienden el ámbito institucional y se adentran en un terreno de confrontación constante. Una de las teorías más comentadas es la llamada "teoría del fango", un concepto que sugiere que algunos actores políticos y mediáticos emplean estrategias basadas en la descalificación, el ruido y la desinformación para embarrar el terreno de debate y deslegitimar a sus adversarios.Siempre se ha establecido que todo superhéroe tiene una debilidad, un punto vulnerable en su perfecta construcción. Para Superman, la Kriptonita.Víctor Pérez © 2021
- Víctor Pérez / Ilustrador
La oposición a Sánchez, ha normalizado el uso de ataques directos y desmesurados, donde las acusaciones y las noticias falsas (fakenews) se han convertido en herramientas cotidianas de la confrontación política. Este fenómeno no solo distorsiona la realidad de los hechos, sino que también debilita el diálogo democrático. La crítica legítima, que debería basarse en argumentos sólidos y propuestas alternativas, muchas veces queda opacada por campañas de desprestigio que tienen como único objetivo erosionar la confianza en el gobierno y sus decisiones.El problema radica en que esta dinámica se ha vuelto parte del paisaje político. Lo que antes podría haberse visto como un exceso o un recurso puntual, hoy parece formar parte del manual de estrategias de oposición. La descalificación se ha convertido en una forma normalizada de comunicación política, y el uso de fakenews, que en principio debía generar rechazo social, ahora encuentra eco en segmentos amplios de la población, amplificando su efecto. Esta tendencia no solo afecta a la política nacional, sino que erosiona los cimientos de la democracia misma, creando un clima en el que la verdad se diluye entre versiones sesgadas o manipuladas.